Reclaman a España y Europa que se prohíba un medicamento para ganado que podría extinguir a las carroñeras en pocos años. La Comisión debe decidir en breve.
Mientras la comunidad científica advertía del peligro para los buitres, el Gobierno de Mariano Rajoy decidió aprobar el uso en ganado de un medicamento, el diclofenaco, que acaba con la vida de estas y otras rapaces con un simple bocado y que podría extinguir a toda la población en muy pocos años. Desde entonces, las evidencias contra el uso de este y otros medicamentos veterinarios se han consolidado hasta el punto de que se espera que esta misma semana la Agencia Europea del Medicamento (AEM) entregue su informe a la Comisión sobre la conveniencia o no de prohibir definitivamente su uso.
Así las cosas, los 300 científicos reunidos en Madrid en el XXII Congreso Español de Ornitología reclaman en sus conclusiones al Ministerio de Sanidad, a la AEM y a la Comisión Europea que se prohíba "el uso veterinario del diclofenaco en Europa, y especialmente en España, debido el gran riesgo que supone para las poblaciones de aves necrófagas, principalmente de buitres y águilas". El diclofenaco, un analgésico antiinflamatorio que se usa con vacas, cerdos y caballos, provoca la muerte de las rapaces al comer del cadáver de un animal tratado con este producto. En el subcontinente indio exterminó casi por completo a toda la población de buitres, pasando de ser de las especies más comunes del planeta a estar catalogados por la UICN como En Peligro Crítico de extinción.
Más aún, los especialistas piden en sus conclusiones que se establezca un procedimiento que permita evaluar el impacto de los medicamentos de uso veterinario en la fauna carroñera, "tanto de los ya autorizados como los que puedan llegar a autorizarse". Hace pocas semanas se conoció la primera muerte de un buitre en España por culpa de otro medicamento veterinario, el flunixin, lo que para los conservacionistas es la prueba de que se están aprobando productos que son veneno para la vida salvaje.
Al reclamar la prohibición del diclofenaco y la suspensión del flunixin, los ornitólogos españoles señalan la "gran responsabilidad que tiene la Unión Europea en la conservación de los buitres mundiales, y especialmente España", ya que concentra a más del 80% de los buitres de la UE. Como carroñeros, los buitres están bien adaptados a consumir sustancias que no pueden procesar otras especies y, por tanto, suponen un gran ahorro para los ganaderos a la hora de deshacerse de cadáveres. También hay estudios que indican que incluso el águila imperial podría desaparecer por culpa de estos medicamentos.
Desde la comunidad científica se señala que prohibirlos "no tendrá efectos negativos significativos sobre la salud del ganado ni sobre la economía de los ganaderos", pues existen antinflamatorios "igual de eficaces y con un coste similar". La semana pasada, la prestigiosa revista Science publicaba un artículo en el que un importante grupo de especialistas, con el español Antoni Margalida al frente, reclamaba que no se sigan aprobando fármacos sin saber antes si terminarán envenenando a otras especies.
A todas estas voces se sumó el mes pasado la cumbre de vida salvaje de la ONU, en la que se recogió la necesidad de prohibir a nivel mundial el uso de estos fármacos. De nuevo, la comunidad científica alza la voz contra otra amenaza para la biodiversidad: ahora son las autoridades europeas y españolas las que tienen la última palabra.
FUENTE:
EL PAÍS
Mientras la comunidad científica advertía del peligro para los buitres, el Gobierno de Mariano Rajoy decidió aprobar el uso en ganado de un medicamento, el diclofenaco, que acaba con la vida de estas y otras rapaces con un simple bocado y que podría extinguir a toda la población en muy pocos años. Desde entonces, las evidencias contra el uso de este y otros medicamentos veterinarios se han consolidado hasta el punto de que se espera que esta misma semana la Agencia Europea del Medicamento (AEM) entregue su informe a la Comisión sobre la conveniencia o no de prohibir definitivamente su uso.
Así las cosas, los 300 científicos reunidos en Madrid en el XXII Congreso Español de Ornitología reclaman en sus conclusiones al Ministerio de Sanidad, a la AEM y a la Comisión Europea que se prohíba "el uso veterinario del diclofenaco en Europa, y especialmente en España, debido el gran riesgo que supone para las poblaciones de aves necrófagas, principalmente de buitres y águilas". El diclofenaco, un analgésico antiinflamatorio que se usa con vacas, cerdos y caballos, provoca la muerte de las rapaces al comer del cadáver de un animal tratado con este producto. En el subcontinente indio exterminó casi por completo a toda la población de buitres, pasando de ser de las especies más comunes del planeta a estar catalogados por la UICN como En Peligro Crítico de extinción.
Más aún, los especialistas piden en sus conclusiones que se establezca un procedimiento que permita evaluar el impacto de los medicamentos de uso veterinario en la fauna carroñera, "tanto de los ya autorizados como los que puedan llegar a autorizarse". Hace pocas semanas se conoció la primera muerte de un buitre en España por culpa de otro medicamento veterinario, el flunixin, lo que para los conservacionistas es la prueba de que se están aprobando productos que son veneno para la vida salvaje.
Al reclamar la prohibición del diclofenaco y la suspensión del flunixin, los ornitólogos españoles señalan la "gran responsabilidad que tiene la Unión Europea en la conservación de los buitres mundiales, y especialmente España", ya que concentra a más del 80% de los buitres de la UE. Como carroñeros, los buitres están bien adaptados a consumir sustancias que no pueden procesar otras especies y, por tanto, suponen un gran ahorro para los ganaderos a la hora de deshacerse de cadáveres. También hay estudios que indican que incluso el águila imperial podría desaparecer por culpa de estos medicamentos.
Desde la comunidad científica se señala que prohibirlos "no tendrá efectos negativos significativos sobre la salud del ganado ni sobre la economía de los ganaderos", pues existen antinflamatorios "igual de eficaces y con un coste similar". La semana pasada, la prestigiosa revista Science publicaba un artículo en el que un importante grupo de especialistas, con el español Antoni Margalida al frente, reclamaba que no se sigan aprobando fármacos sin saber antes si terminarán envenenando a otras especies.
A todas estas voces se sumó el mes pasado la cumbre de vida salvaje de la ONU, en la que se recogió la necesidad de prohibir a nivel mundial el uso de estos fármacos. De nuevo, la comunidad científica alza la voz contra otra amenaza para la biodiversidad: ahora son las autoridades europeas y españolas las que tienen la última palabra.
FUENTE:
EL PAÍS
Me sumo a esas voces para la prohibición de esos medicamentos,mas bien es un grito,basta ya de mirar por los intereses económicos de unos pocos y desequilibrar con ello algo tan preciado por todos que es nuestra fauna,
ResponderEliminarYa hace unos años la cagaron con la recogida de animales muertos,ese hedor inaguantable al paso del camión a pleno día por nuestros pueblos,y el hambre que pasaron los pobres bichos,nacidos para ese fin, enmendaron su error,la verdad es que los chaquetas negras tienen una habilidad innata para cagarla y luego cuando enmiendan su error por presiones de organizaciones no gubernamentales,no por ellos mismos,ponerse medallas,vaya casta de innombrables.
Pero los que les votan en las elecciones no serán tal vez tan culpables, pero si cómplices.
A la chaquetas negras, a seguir cagandola,
Un saludo a todos los que sí admiran nuestro planeta tal como se creó, tan admirable como que él solito busca su equilibrio.busquemos el ser humano también nuestro equilibrio,
He dicho .
Esca