Desde primeros de abril, Mateo nos alimenta el paladar y otros sentidos desde el blog que ha comenzado a escribir en El Adelantado. Lleva por título "La comidilla", y, como el mismo explica, "trata sobre la gente, sus gustos, disgustos, costumbres, aciertos, excesos y vicisitudes varias a la hora de comer, beber y vivir. Qué nos llevamos a la boca, cómo, dónde, con quién lo hacemos y cuánto lo disfrutamos."
En él se pueden leer cosas como esta:
"Salvo los meses más calurosos, casi todos los sábados desde que tengo memoria, mi abuela prepara cocido. Y siempre que puedo voy a su casa a comerlo, porque suele añadir un par de puñados de garbanzos por si me dejo caer por allí. A sus casi noventa años, (mis abuelos son la pareja más vieja del pueblo) sigue levantando la olla, que lleva cociendo toda la mañana, para escurrir el caldo. Es una comida sencilla pero exquisita y mi abuela, con naturalidad, sin saberlo, es una artista refinada. Controla los tiempos con las campanas de la misa, la consulta del médico, la hora de la compra o los pitidos del panadero. Las medidas, a dos puñados de garbanzos por cabeza (y uno para la olla), el aceite, la sal, el chorizo, la bola… Y la temperatura de la placa de la cocinilla la regula usando pino, chopo o encina, según la necesidad. Al final, una obra de arte."
Si queréis seguir leyendo visitad La comidilla en El Adelantado.
En él se pueden leer cosas como esta:
"Salvo los meses más calurosos, casi todos los sábados desde que tengo memoria, mi abuela prepara cocido. Y siempre que puedo voy a su casa a comerlo, porque suele añadir un par de puñados de garbanzos por si me dejo caer por allí. A sus casi noventa años, (mis abuelos son la pareja más vieja del pueblo) sigue levantando la olla, que lleva cociendo toda la mañana, para escurrir el caldo. Es una comida sencilla pero exquisita y mi abuela, con naturalidad, sin saberlo, es una artista refinada. Controla los tiempos con las campanas de la misa, la consulta del médico, la hora de la compra o los pitidos del panadero. Las medidas, a dos puñados de garbanzos por cabeza (y uno para la olla), el aceite, la sal, el chorizo, la bola… Y la temperatura de la placa de la cocinilla la regula usando pino, chopo o encina, según la necesidad. Al final, una obra de arte."
Si queréis seguir leyendo visitad La comidilla en El Adelantado.
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