Hijo de resinero, Alberto Tejedor aprendió de chico ese oficio. La miera fue su vida durante años. Hasta que en 1990 tuvo que abandonar. “El precio del kilo de resina estaba entonces por los suelos; no se podía seguir”, recuerda, con tristeza. La mayoría de sus compañeros tomó el mismo camino. Los pinares de su pueblo, Sebúlcor, quedaron entonces solos, sin trabajadores, y así han permanecido durante dos décadas. Este año, Alberto Tejedor ha decidido retornar a la actividad, animado por el precio del kilo de resina, que se ha elevado hasta situarse en 1,05 euros. Como él, en Sebúlcor, hay otros tres casos. Poco a poco, los resineros regresan al pinar...
“El sector de la resina en España se encuentra en el momento oportuno para experimentar un resurgimiento”, afirma Antonio Romero, responsable de Mieras de “La Unión Resinera Española S.A.”, la empresa que durante los últimos 20 años ha mantenido viva la llama de la industria resinera segoviana, que viene a ser lo mismo que la española, ya que la exigua actividad del sector a nivel nacional ha acabado ciñéndose prácticamente a los límites de la provincia.
De las declaraciones de Romero se deduce el advenimiento de una etapa de prosperidad para una industria en la que, tradicionalmente, Segovia ha sido líder. Hace ahora medio siglo, a principios de los años 60, en la provincia había 27 fábricas de resina. Precisamente fue esa época en la que España marcó su récord de producción de miera (55.267 toneladas, en 1957). Después llegó la caída libre del sector, sin freno. Hoy, Segovia cuenta únicamente con tres fábricas, en Coca, Lastras de Cuéllar y Zarzuela del Pinar, y la producción nacional se limita a 2.148 toneladas (2.010).
En los últimos meses, un hecho ha convulsionado el sector. Se trata de la aparición de una nueva empresa, “Sociedad de Resinas Naturales S.L.”, cuya creación ya refleja claramente la gran demanda en el mercado de la miera nacional.
Luis Martínez, uno de los socios de la nueva empresa, posee desde hace casi tres décadas otra sociedad, CEMSA (Ceras Especiales Martínez de San Vicente S.A.), dedicada principalmente a la cosmética, un sector para el que la miera es su principal materia prima. “Hasta el año 2000, mis proveedores eran de Segovia, pero a partir de entonces no resultó rentable; la que venía del extranjero era un 20% más barata”. Este empresario insiste en que recurrió durante años a materia prima importada “muy a pesar” de CEMSA, cuyos técnicos estaban convencidos de que “la mejor resina era la nacional”. La situación cambió en 2010, año en que se produjo “una gran especulación” por la resina. “Si en 2009 una tonelada china costaba 1.000 ó 1.200 euros, en 2010 se llegó a cotizar por encima de los 3.500”, explica. ¿La solución?. En su caso, volver la vista hacia la miera nacional. Así nació “Sociedad de Resinas Naturales S.L.”, que trabaja para abrir una fábrica en Cuéllar el próximo mes de junio, a la que espera que lleven su resina este año al menos un centenar de resineros. El ‘caramelo’ no ha sido otro que el de incrementar el precio del kilo, de entre 0,60 a 0,70 euros que se pagaba en 2010 a 1,05. Una subida importante.
La Unión Resinera Española S.A., que también abona ahora 1,05 euros por kilo, dice haberse visto perjudicada por la irrupción de la nueva sociedad. “Hay un gran número de pinos susceptibles de ser resinados, pero hacen falta resineros que los trabajen”, dice Romero, para el que “la apertura de nuevas masas de pinos debería ir acompañada de la incorporación de nuevos resineros”, ya que si no “se establecerá una rivalidad entre industriales por los resineros sin conseguir aumentar significativamente la producción de miera”.
Desde “Sociedad de Resinas Naturales S.L.” se responde que la actual coyuntura económica ha dado viabilidad a su proyecto. “Hace cuatro años habría sido imposible; los trabajadores estaban en la construcción”, dicen, esperanzados en que en un lustro, el tiempo que calculan que tardará de revitalizarse ese sector, “habremos formado a buenos profesionales resineros”.
En opinión de Romero, y dado que los dos mayores productores del mundo (China y Brasil) presentan una tendencia al autoabastecimiento de resina, este producto “será cada vez más caro”.
Y mientras, a Alberto Tejedor, el resinero de Sebúlcor, le salen las cuentas, por primera vez en dos décadas. Este año tiene una mata de 4.500 pinos, de la que espera extraer cerca de 16.000 kilos de miera. “Suficiente para tener un salario digno”, dice.
Salvar el oficio
Los nuevos trabajadores que acuden al pinar a resinar piden tener una ocupación estable y la aplicación en su tarea de las nuevas tecnologías.
¿Qué se puede hacer para conseguir que los pinares acojan un mayor número de resineros, de forma que se revitalice el sector?. La respuesta no tiene secretos, y se podría resumir en tres demandas: “buen precio de la miera, buenas condiciones de trabajo y ocupación permanente”. Pues bien, en esos tres campos se está trabajando.
En primer lugar, las empresas del sector consideran que el incremento del precio del kilo de miera que se ha producido “debería ser un atractivo para animar a la gente a resinar”. En pocos años, el precio prácticamente se ha duplicado (de 58 céntimos en 2004 a 1,05 en 2011). En cualquier caso, hay quien cree, como Antonio Romero, que la incorporación de nuevos resineros que se ha producido este año “está más vinculada al paro que al precio de la resina”.
En cuanto a las condiciones de trabajo, los resineros piden que se apliquen en el pinar las nuevas tecnologías, para suavizar un trabajo que resulta muy duro y al que prácticamente no ha llegado la mecanización, como ha ocurrido en las últimas décadas en otras labores que se desarrollan en el mundo rural. En este sentido, la última iniciativa ha sido del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, que ha puesto en marcha un proyecto (“Investigación aplicada a la valorización de los recursos forestales: Resina y biomasa”), entre cuyos objetivos figura la optimización del proceso de resinación, en un intento de evitar la despoblación en el medio rural. En este proyecto participan, entre otros grupos de acción local, Aidescom, con sede en Santa María la Real de Nieva.
Finalmente, los resineros quieren que su oficio se convierta en una actividad permanente. Ante la constancia de que, hoy en día, y tal y como reconoce Romero, “para la mayoría de los resineros este trabajo es una ocupación parcial que les proporciona una renta complementaria”, Luis Martínez defiende que la Junta de Castilla y León está luchando “para que el resinero no sea temporero y permanezca los doce meses del año en el pinar”. Sobre el papel, lo ideal sería que los resineros dedicaran una parte del año a la extracción de la miera y otra al cuidado del bosque, ejerciendo labores silvícolas.
Quienes defienden la ‘necesidad’ de que tanto Administración como empresas privadas atiendan las demandas de los resineros recuerdan que el sector puede resultar, a no muy largo plazo, “vital” para la economía segoviana, toda vez que, en los últimos 15 años, entre el 90 y el 95% de la producción nacional ha salido de los pinares de la provincia.
FUENTE:
EL ADELANTADO DE SEGOVIA
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