Todos Todos los seres humanos de este momento que habitamos el planeta llamado Tierra somos los responsables del famoso y tan de moda cambio climático. Efectivamente, toda la humanidad somos responsables aunque unos en mayor medida que otros, aquellos de la tabla que están en la cima de responsabilidad indudablemente son los países más ricos e industrializados, y de momento el bienestar social de estos países parece incompatible con el respeto a la naturaleza (desarrollo sostenible).El presidente del gobierno español Rodríguez Zapatero, no hace mucho, habló en la organización de Naciones Unidas sobre el cambio climático, vino a decir que podía ser compatible el desarrollo y bienestar de las personas con el respeto al medio ambiente, es decir, sin la alteración de nuestros ecosistemas naturales. Creo que es una ardua tarea.
Cuando se tiene la suerte de nacer, vivir y trabajar en un ambiente rural, cargado de naturaleza por doquier, uno se siente afortunado y a la vez un privilegiado.
La observación y apreciación de la naturaleza da mucho juego, debiera ser una nueva asignatura incluida en el ámbito de las ciencias medioambientales. A través de su observación, la naturaleza nos enseña los innumerables e inabarcables patrones por la cual se rige. Son complejos mecanismos que desarrollan unas reglas, dando pie a unos ciclos que son el motor que impulsa a mover un orden establecido, el ‘Comportamiento Natural’.
El ser humano, como es lógico, también entra dentro del orden establecido por la naturaleza, de hecho somos naturaleza, por lo que estamos supeditados a acatar las órdenes recibidas sin el mínimo atisbo de reproche, ya que de lo contrario nos podría infringir un gravísimo castigo, como puede ser nuestra propia destrucción, ser relegados a un segundo lugar o cualquier otro castigo irreversible para la raza humana. Por esta razón debemos respetar lo que nos dicta y la mejor manera es entendiendo su comportamiento. ¿Cómo lo podemos hacer? Sencillo, descifrar sus códigos e interpretar los mensajes.
El ser humano de hoy puede aportar con su conocimiento cosas y hechos buenos, como su creatividad pero también hechos malos como destructividad, tiene cierta capacidad o poder para alterar los ciclos establecidos, influyendo en la biodiversidad de todo el planeta.
La tierra se nos queda pequeña y cualquier alteración en una zona puede tener repercusiones negativas en otra zona distinta y distante aunque ese punto no intervenga ni tenga nada de culpa. El aguante que tiene la tierra es inconmensurable, a pesar de las tropelías que cometemos, de alterar y desquilibrar sus ciclos, ella se comporta adecuada y benévolamente. Lo que sucede es que trata de corregir nuestras tropelías buscando el equilibrio biológico regulando los ciclos naturales. De ahí seguramente, de esa regulación que hace la naturaleza nos vienen los cada vez más frecuentes desastres naturales, ‘sequías, inundaciones, huracanes, etc.’ Por estas razones es importantísimo estudiar su comportamiento, así podremos saber cuando actuamos de forma correcta o cuando metemos la pata. Es como el señor que llega a un hospital aquejado de una dolencia o enfermedad, el primer paso es diagnosticarle la enfermedad, y el segundo un acertado tratamiento para su posterior recuperación definitiva.
Atendiendo a la importancia de actuar correctamente, podemos desacelerar y mitigar los numerosos cataclismos que aparecen y que nos acechan en estos momentos, ‘incendios, sequías, inundaciones, etc.’ También nos podemos adelantar a tales acontecimientos con los conocimientos adquiridos en su comportamiento a través de su observación y posterior estudio. Quiere decir que podemos pronosticarlos con suficiente antelación para prevenirlos y evitarlos. Fuegos, inundaciones, sequías, están cada vez más a la orden del día, ocurren por doquier en cualquier parte del planeta arrastrando cuantiosos daños tanto materiales como en vidas humanas. Otra cosa son los terremotos, maremotos y erupciones volcánicas, son fuerzas naturales mayores que no se pueden evitar pero sí detectar con la suficiente antelación para prevenir los posibles daños en pérdidas humanas aunque sean inevitables los daños materiales.
Si dañamos a la naturaleza nos dañamos a nosotros mismos, esto quiere decir que si actuamos ayudando a la naturaleza siguiendo el orden establecido, podríamos mitigar considerablemente los desastres e incluso hacerlos desaparecer. Científicamente se ha demostrado que la mano del hombre influye y está detrás de todo este proceso, un proceso a veces muy complejo que tenemos que poner todo nuestro empeño en seguir investigando.
Expuesto lo escrito hasta ahora tenemos que adaptar y ensamblar nuestro pensamiento y conocimiento a las necesidades que imperan hoy a todos los seres vivos del planeta. Otras épocas, otras necesidades.
En aquellos países cuyo nivel de vida es aceptable, su nivel de conocimiento suele ser también aceptable, por disponer de los recursos suficientes. Conocimiento = Realidad. Esta es la filosofía de vida que debiéramos tener todos los humanos realidad con todo, por todo y hacia todo.
Si un árbol de gran porte tiene una inclinación muy pronunciada hacia el norte, lo lógico, es que cuando le llegue la hora de derrumbarse lo haga al norte, pero, también puede escorarse y caer hacia el este o el oeste y también al lado contrario, al sur, aunque sea casi imposible. Si cae al norte perfecto no pasa nada, por la inclinación y su gravedad es lo normal, si cae hacia el este o el oeste ya generamos incertidumbre qué puede haber pasado, pero si cae al lado contrario, al sur, nos quedamos perplejos y boquiabiertos exclamando hacia nuestros adentros: “ha sido obra del omnipotente que ha obrado un milagro”. Todo lo que pasa y sucede en esta vida tiene su explicación, no hay milagro que valga, busquemos esa explicación que seguro que la tiene. En el ejemplo del árbol, si se derrumbó al sur investigar las causas posibles, fuerte viento, raíz que le viró, etc.
Muchos de los acontecimientos que suceden no queremos que pasen, otros tarde o temprano tienen que suceder y son inevitables como la muerte, una vez sucedidos no tienen vuelta de hoja y no valen lamentaciones. La única solución es aprender de los posibles errores cometidos para que no vuelvan a pasar.
Convivir muchos años entre naturaleza te da un derecho, y es que exista una relación de mutua confianza, que te incita a pedirle y que te diga algunos de sus secretos. Sólo hay que saber escucharla ya que en ella convergen todos los procesos importantes para el desarrollo de la vida. Observando, estudiando e investigando su comportamiento nos irá dando todas las fórmulas que necesitamos para el futuro, que son la clave de tener el suficiente conocimiento para actuar correcta y adecuadamente. En estos momentos la naturaleza nos advierte que estamos interfiriendo, que hemos adelantado el proceso del cambio climático y que somos los responsables inequívocos del mismo por actuaciones indebidas, pero que todavía estamos a tiempo de corregir nuestros errores si tomamos las medidas acertadas. Éste cambio, si se produce de forma natural,-- proceso lento-- permite que la vida encuentre mecanismos suficientes para adaptarse a él.
A veces se actúa de manera irresponsable por falta de conocimiento y en otras con conocimiento de causa --intereses creados--.
En definitiva, una cosa debemos tener clara si no queremos estar peor de lo que estamos en lo referente a la ecología, adquiramos conocimiento natural.
Conciencia ecológica.
En estos momentos y a nivel mundial, la mayoría de la población es consciente del progresivo deterioro del medio ambiente. Muchos lo ven porque lo sufren en sus propias carnes, y otros, la gran mayoría lo perciben gracias al gran auge mediático impulsado últimamente por asociaciones ecologistas, panel de expertos sobre el cambio climático (Valencia), cumbre de Bali (que viene a sustituir a la de Kyoto) y sobre todo por un hombre de prestigio y renombre a nivel mundial, ganador de importantes premios, entre ellos el Nóbel, que lidera y abandera la cruzada en defensa del medio ambiente. “Una verdad incómoda”, es un documental sobre el cambio climático causado por el ser humano y que ha sensibilizado a gran parte de la población mundial.
Ya tenemos conciencia ecológica y, ¿conocimiento ecológico?, ¿es suficiente la conciencia para abordar y resolver los problemas medioambientales? Rotundamente no, aunque sea el primer paso y sirva para sentar la base para ir por el buen camino medioambiental, necesitamos saber más y si queremos actuar correctamente, tenemos que adquirir el suficiente conocimiento ecológico.
Malas actuaciones globales.
Lo que sí tenemos claro casi todo el mundo es la frecuencia con que se repiten las catástrofes naturales. Incendios, sequías, inundaciones, tornados, etc., proliferan con mayor asiduidad en cualquier zona del planeta, por lo que ninguno estamos exentos de padecerlas.
Estados Unidos, la mayor potencia económica y militar hace y deshace a su antojo, sin importarle lo que piensen los demás. Es de los países que más agraden al medio ambiente, (contaminándolo y alterándolo) al estar en la cima del desarrollo y tener intereses creados. Pero no se olviden y tengan en cuenta que si no actúan correctamente esa hegemonía mundial se puede debilitar o incluso sucumbir. De hecho, en los últimos años han tenido grandes desastres naturales como, inundaciones, incendios y huracanes, que han supuesto millones de dólares en pérdidas materiales.
En la Europa Comunitaria o la Vieja Europa, se es más consciente del peligro que se corre si dañamos o alteramos el medio ambiente. Nuevas políticas de desarrollo sostenible afloran en muchos de los países europeos y apuestan por alternativas de crecimiento que no interfieran ni degraden a los ecosistemas, buscando soluciones medioambientales al citado crecimiento económico con las llamadas energías limpias o renovables. Además, las nuevas normativas medioambientales impuestas por la Comisión Europea a cada país socio deberán ser ratificadas por los parlamentos. Aun así gestionamos mal, metemos la pata, nos equivocamos por falta del conocimiento ecológico en detrimento de la salud medio ambiental y de los caudales públicos.
En España las políticas encaminadas al desarrollo sostenible y al respeto al medio ambiente, son cada vez más frecuentes y numerosas al estar auspiciadas en su mayoría por la Unión Europea. Con el fin de frenar el cambio climático se exige a los países socios porcentajes en el consumo energético de energías limpias o renovables. A España le corresponde el 20% para el 2020 y el mismo porcentaje para la misma fecha, en la reducción de gases de efecto invernadero, porcentajes que pueden ser fácilmente asumibles. Esperemos que se cumplan y empiecen a ser efectivas las políticas medioambientales, que hasta ahora no lo han sido dando origen que se cometan graves errores e induciendo a daños de todo tipo que pueden llegar a ser irreparables. Daños que también se cometen producidos por unas malas políticas en la gestión del agua dulce.
La escasez del Agua.
En España sobre todo en el interior y hacia el sur, el agua dulce escasea, es un problema que si no ponemos interés en solucionarlo, en años venideros se va a convertir en un problema mayor. Este año 2008, en el verano, se va a celebrar en Zaragoza una exposición universal cuyo protagonista principal va a ser el agua. En ella se reunirán expertos españoles e internacionales, donde debatirán y tendrán todo tipo de encuentros, foros, conferencias, ponencias, exposiciones etc.-, para dar salida a los problemas del agua y a la vez concienciar que el líquido elemento es esencial para la vida. Sin agua dulce no hay vida. Todos esperamos que el resultado de la Expo de Zaragoza sea satisfactorio, que por fin se tomen en serio y se tengan en cuenta los problemas derivados por la escasez del agua dulce.
En el cambio climático o en el calentamiento global del planeta intervienen a favor muchos factores, uno de ellos es la alteración del ciclo hidrológico, tanto o más responsable que la emisión a la atmósfera de gases contaminantes.
Contaminación atmosférica, contaminación terrestre, deforestación, alteración del agua dulce, alteración del hábitat son problemas cada día más palpables, que se agudizan, que van a peor. No queda más remedio que coger al toro por los cuernos. Esto implicará sobre todo a los gobernantes de los países más amenazados por el cambio climático a tomar decisiones impopulares que serán dolorosas para la población afectada. Con actuaciones oportunas y sabias se puede frenar el deterioro medioambiental.
Malas actuaciones en el interior peninsular y Segovia.
En los últimos 35, 40 años el deterioro medioambiental en el interior peninsular es incuestionable, los responsables de las distintas administraciones con competencias medioambientales han efectuado unas políticas nefastas y aciagas, en parte por su permisividad y el dejar hacer. Malas reforestaciones, abuso de los acuíferos y contaminación de los mismos, alteración de las aguas superficiales, agricultura salvaje, crecimiento urbanístico sin control etc., contribuyen a empeorar más aún la situación.
Analizando la climatología del último siglo en el interior peninsular, la experiencia con la naturaleza me dice que nos llega un ciclo de sequías, una década de pocas lluvias primaverales.
Tenemos un clima mediterráneo continental, en el cual están bien diferenciadas las cuatro estaciones, primaveras y otoños lluviosos, inviernos de hielo y nieve y veranos de sol y calor. Cumpliéndose estas condiciones meteorológicas todos los años, el futuro sería mejor para todos los seres vivos. Estas condiciones (dejando aparte los ciclos naturales que siempre han existido) no se cumplen como consecuencia del cambio climático, causado inequívocamente por el hombre.
“Abril y mayo tienen la llave de todo el año”. Los refranes populares de cualquier comunidad tienen sabiduría y este refrán castellano no va a la zaga. En primavera en la zona centro tiene que llover, llover en los tres meses de primavera equivale a prosperidad en todos los sentidos, eludiendo así multitud de contratiempos y posibles penurias, (malas cosechas, falta de agua para el consumo humano, proliferación de enfermedades etc.)
El ciclo hidrológico es como un circuito cerrado, siempre ha funcionado correctamente, pero en los últimos años ese circuito se ha roto o le hemos roto y tiene fugas, fugas que sería conveniente detectar y solucionar. La solución o arreglo puede llegar interfiriendo lo menos posible en los patrones establecidos por el ciclo hidrológico, esto quiere decir que las aguas continentales o aguas dulces no deben ser alteradas, a no ser por necesidades imperiosas, y dejar que completen su ciclo. Por este motivo, debemos estudiar e investigar el comportamiento de los océanos.
En los meses estivales de julio, agosto y septiembre, de los ríos del centro y sur peninsular, si no fuese por las numerosas presas de contención, no llegaría ni una gota de agua al mar. Éste hecho puede causar graves alteraciones, al igual que los trasvases, la sobreexplotación de los acuíferos o sus recargas artificiales.
En los últimos años en el centro peninsular el agua escasea, se ha perdido entre un 30% y un 40% del agua dulce superficial, esencial para los seres vivos. Sin agua no es posible la vida. Esto puede implicar la pérdida de biodiversidad, incrementos de las temperaturas en verano por falta de humedad y su suavización en invierno por la falta de nevadas.
Las grandes poblaciones como Madrid tienen que ir actuando ante posibles necesidades por la escasez de agua. Es posible que en los años 2010, 2011 tengan problemas de abastecimiento.
En Segovia y provincia al igual que ocurre con las demás provincias del interior peninsular no se actúa convenientemente. En los últimos veinte años el 80% de las reforestaciones realizadas por la comunidad de Castilla y León en Segovia, son inoportunas, indebidas, inadecuadas e ineficaces. No se tiene en cuenta la naturalidad de los ecosistemas, introduciendo especies forestales impropias que tardan en adaptarse a las zonas; esto hace que la masa forestal en algunas zonas aumente pero que sea de muy baja calidad, dando lugar a que se generen frecuentes enfermedades. También se ha reducido el agua dulce superficial en los últimos 30 años de una forma muy considerable influyendo negativamente en la biodiversidad.
A pesar de crear más espacios naturales protegidos, cuya finalidad es la protección de su flora y de su fauna, siguen desapareciendo especies de las zonas a pasos agigantados.
El urbanismo incontrolado y algunas infraestructuras aíslan a muchas especies a espacios naturales muy reducidos, estando abocadas al fracaso. La agricultura abusiva y sin control es otro factor que también influye muy negativamente en los ecosistemas.
En la provincia de Segovia la mayor parte de los cultivos eran de secano, en los últimos años se están convirtiendo en cultivos de regadío, ocasionando graves daños a los acuíferos por la sobreexplotación y por la contaminación de los mismos, ésta en la mayoría de los casos procedente de origen animal. Por otro lado al bajar considerablemente el nivel freático del agua, muchas fuentes o manantiales se secan, reduciéndose drásticamente el agua superficial, vital para muchas especies tanto de flora como de fauna. Además las aguas superficiales hacen de cortafuegos naturales evitando la propagación de los incendios forestales.
He aquí la necesidad que hay en el interior peninsular de lluvia en primavera, a pesar de aparecer plagas (como la de los topillos) y a pesar de la argumentación de algunos técnicos en materia de incendios saliendo a la palestra diciendo que va a ser un verano propicio de incendios forestales por haber más pasto y crecer mucho la vegetación. La verdad es todo lo contrario, si no llueve en primavera lo lógico es que tampoco lo haga en verano, alargándose el periodo de peligro de los incendios forestales. Son innumerables los beneficios de la lluvia de primavera en Segovia, sobre todo para la economía, en primavera llueve dinero. Muchas veces a mi madre la he oído decir: “la cebada tumbada levanta al amo”, con este refrán queda todo dicho sobre el agua.
Todos nos tenemos que implicar y ponernos las pilas para que la climatología no nos sea adversa, más aún aquellos que tienen responsabilidad ambiental, desde el presidente y ministros hasta el último técnico.
Por Alberto Tejedor
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