EL CONVENTO DE LA HOZ: EL PORQUÉ DE UNA CESIÓN

El Convento, las lastras y las laderas del cañón del Duratón, pasaron a ser de mi familia como consecuencia de la desamortización de Mendizábal a principios del siglo XIX. Durante casi 200 años, estas propiedades han formado parte del patrimonio familiar y siempre ha sido un espacio abierto al público para realizar actividades de carácter cultural, turístico y deportivo, entre otras.
Hace 15 años, mi madre y sus hermanos, herederos directos del enclave de la Hoz, nos encomendaron a mí y a mi esposa, la responsabilidad de liderar iniciativas que sirvieran para preservar, promover y rehabilitar el Convento, transfiriéndonos su propiedad. Algunos de los motivos estaban basados en nuestra pasión por la Arqueología y la Arquitectura, además del interés en la rehabilitación de obras de arte, y el coleccionismo.

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Durante los últimos años hemos llevado a cabo diversos esfuerzos para intentar encontrar nuevas y creativas formas de preservar y rehabilitar el monasterio, incluyendo numerosas acciones con la Junta de Castilla y León, Secretaría de Estado de Cultura y Diputación, entre otros. A pesar de haber recibido buena predisposición y un interés muy positivo, nunca se ha podido concretar nada, habiendo llegado a la conclusión de que la mejor forma de avanzar, es a través de un acuerdo que tenga como eje central la participación del pueblo y de las asociaciones que vienen trabajando en la preservación del Convento de manera directa desde hace años.
La idea inicial no es reconstruir las edificaciones, sino limpiar, sanear y sustentar lo que aún no se ha caído, preservando las pinturas murales, facilitando los accesos y habilitando áreas para que el visitante pueda disfrutar del entorno. La iluminación nocturna del enclave es otra acción que consideramos fundamental acometer.
Hemos pensado en un museo de escultura a cielo abierto sobre las ruinas, habilitar una zona para un pequeño auditorio o zona de conciertos, con un área para servicios subterránea, que podría ocupar la bodega aún existente.
Existe una ingente cantidad de escombros y piedras derruidas, que sin duda entierran multitud de restos.
Otra de las ideas en la que hemos trabajado es atraer el interés de algún arquitecto de renombre mundial, que se prestara a realizar o dirigir un proyecto de rehabilitación, como contribución desinteresada al Arte, a la Cultura y a la preservación del entorno en la provincia.
Ello, como ya ha ocurrido con otros proyectos que están en la mente de todos, tendría un gran efecto mediático, lo que sin duda facilitaría la consecución de ayudas y aportaciones al proyecto de rehabilitación, además contribuir al conocimiento del enclave y al consiguiente interés turístico.

Recuerdos y conexión personal
En mi casa, el recuerdo de los orígenes ligados a estas tierras siempre ha sido una constante, por los lazos que nos unen a ella.
Mis memorias de infancia, me llevan a los veranos pasados en El Burguillo y a las excursiones en canoa por el Embalse que terminaban en las ruinas de La Hoz, en una atmósfera de quietud y belleza inigualables.
No puedo dejar de recordar a mi madre, Luisa Zorrilla, a quien le hubiera gustado estar aquí hoy y que tanto nos inculcó a mí y a toda mi familia el amor y la pasión por Segovia, su cultura y sus paisajes. Hoy no puede estar aquí, a causa de que su avanzada edad se lo impide.

Legado familiar e impacto en la Provincia de Segovia
No tuve la oportunidad de conocer a nuestro abuelo, Francisco Zorrilla Arroyo, nacido en Sepúlveda, un hombre adelantado a su tiempo y que con un enfoque regeneracionista, trabajó por obtener lo mejor para su tierra y para sus paisanos. Él fue quien promovió y financió, como una apuesta personal, el pantano de Burgomillodo, que hoy configura el embalse que se extiende por las Hoces del Río Duratón y que circunvala al Convento de la Hoz.
Fue una obra de gran envergadura para su tiempo, que suministró luz eléctrica a muchos pueblos de la comarca y a la propia Segovia.
Desde una visión política liberal y modernizadora, ocupó puestos tanto en el Congreso como en el Senado en la España de la Restauración, luchando siempre por impulsar el progreso a lo largo de las primeras décadas del siglo XX, una época en las que el atraso en el mundo rural era más que notorio.
Trabajó también para que se construyeran escuelas, obras de regadío y sobre todo, promovió aprovechamientos hidroeléctricos y molinos harineros en diversos ríos de la provincia.


FUENTE:
EL ADELANTADO DE SEGOVIA

Uge, La Web de Sebúlcor

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