Como todos los años el día 25 de octubre, festividad de San Frutos, para muchos de nosotros es un día especial. Comenzamos siempre la víspera cenando unas sopas de ajo, nunca faltan canciones y chascarrillos amenizando la cena, también se prepara la marcha a pie desde el pueblo a la ermita que los más aventureros llevaran a cabo la mañana del veinticinco.
Este año el tiempo no acompañaba, se despertó un día lluvioso, solo catorce osados hicieron la marcha a pie, los demás acudimos a la ermita de San Frutos en coche. Los más devotos entraron a escuchar la misa, después de esta, la procesión con las típicas jotas y los vivas al patrón. Después hay tiempo para dar las tres vueltas a la piedra y coger un poco de perejil. Luego viene la parada más larga, la del quiosco de Meli, botellines, vinos y charlas con los amigos. Como llueve, nos vamos a comer, a eso de las tres y media, a la Taberna de Ole, caldereta (muy rica), bebida, café y copas, después más cantares, chistes y chascarrillos y música, mucha música, hasta las tantas.
¡Viva San Frutos Pajarero!
¡Viva San Frutos Pajarero!
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