El Jabato, aquel mítico héroe de cómic de los años 60, vuelve a protagonizar una aventura, y lo hace en el parque natural de las Hoces del río Duratón, escenario elegido por Luis Antonio Ródenas, guionista de “La hermandad de la espada”, obra de la que es dibujante José Revilla. “Los paisajes del Duratón me inspiraban tantas cosas que decidí que la aventura tenía que ser allí”, afirma Ródenas, un aparejador nacido en Aranda de Duero que ahora dice estar satisfecho por haber logrado “resucitar” a su personaje preferido y en unos parajes de los que está “enamorado”.
El regreso del héroe se produce cincuenta años después de su primera aventura, de la que fueron creadores el escritor Víctor Mora y el dibujante Francisco Darnís, ya desaparecido. Ambos inventaron el personaje, un labrador hispano esclavizado por los romanos cuyas correrías comenzaron cuando lideró una revuelta. Desde su lanzamiento en 1958 hasta el último número, una década después, los tebeos de El Jabato alcanzaron gran éxito, obligando más tarde a continuas reediciones que, sin embargo, no impulsaron nuevos volúmenes. Hasta que, con motivo de su cincuenta cumpleaños, Ródenas y Revilla —seguidores empedernidos de El Jabato—, propusieron a Ediciones B la publicación de un nuevo episodio, idea que recibió el apoyo inmediato de la editorial.
Después de encontrar el pueblo incendiado por unos encapuchados, El Jabato se ve envuelto en una larga aventura donde debe enfrentarse a la enigmática ‘hermandad de la espada’, cuyos malignos miembros profesan culto a antiguos dioses y se esconden en una gran mansión, concebida en el cómic a semejanza del centro de turismo rural “Cañón del Duratón” (Villaseca, Sepúlveda) pero situada donde hoy está la ermita de San Frutos.
Como resulta obligado, El Jabato tiene que encargarse de rescatar a su amigo Ursus, preso de la ‘hermandad de la espada’, ya que el destacamento romano más cercano, el de Septempublica (Sepúlveda) no escucha las peticiones de auxilio de los habitantes de Necaria.
Finalmente, El Jabato logra su propósito, concluyendo el volumen con Ursus presto a iniciar la reconstrucción de Necaria mientras el héroe íbero marcha de allí, siguiendo un camino incierto pero que, según advierte Ródenas, es “más que posible” que le lleve a Segovia, donde se está iniciando la construcción de una obra pública llamada a convertirse en símbolo de la ciudad.
FUENTE:
EL ADELANTADO DE SEGOVIA
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