Media hora antes de la eucaristía, los aparcamientos estaban ya abarrotados, situación que obligó a sudar a la Guardia Civil, a los agentes medioambientales y al personal del parque natural, en su intento de buscar huecos donde no los había. Por si eran pocos los coches, cada año aumenta el número de vecinos de la comarca que acude andando a la romería. Así, desde Valle de Tabladillo partió temprano una veintena de personas, prestas para recorrer riscos hasta llegar a la ermita románica. De Carrascal del Río fueron más de un centenar a pie, después de haber degustado un chocolate caliente ofrecido por un establecimiento de turismo rural. Y un nutrido grupo de Sebúlcor quiso marchar también desde su pueblo, deambulando por un bellísimo itinerario de algo más dde diez kilómetros que pasa por Molinilla, el Convento de la Hoz y el denominado “barranco de los Castillos”.
Tras la misa se dio a besar la reliquia de San Frutos y, acto seguido, comenzó la procesión, amenizada por dulzaina y tamboril, que animaron al personal a bailar las jotas de la tierra. Al final, se subastaron las andas del santo y el privilegio de colocar la talla en su trono. Mientras, afuera, algunos se entretenían buscando perejil entre las rocas, aunque este año no es demasiado abundante.
El espléndido día hizo que no pocos grupos decidieran quedarse a comer en el campo, en las cercanías de la ermita. Y allí se pasó una tarde divertida, hasta que empezó a escucharse la velada de Burgomillodo, colofón de la fiesta.
FUENTE:
EL ADELANTADO DE SEGOVIA
0 Personas han dejado sus comentarios:
Publicar un comentario