Juan Carlos Santa Engracia ha recogido en un libro sus investigaciones sobre el convento de la Hoz.
Juan Carlos Santa Engracia siempre estuvo interesado en la historia de su pueblo, Sebúlcor, pero hace cuatro años, cuando surgió la idea de crear una página web de la localidad (www.sebulcor.com), decidió comenzar a buscar “viejas historias, de esas que están escondidas en los archivos”. Poco a poco, fue recopilando datos. En ellos, el convento franciscano de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz era casi siempre protagonista. Los hallazgos que descubrió y que posteriormente dio a conocer hicieron renacer un sentimiento hacia el convento por parte de las gentes de Sebúlcor, que acabó derivando en la creación de la asociación “Amigos del Convento de la Hoz”, a principios de 2004.
Pero la tarea de Santa Engracia no había acabado, y como un “ratón de biblioteca” siguió indagando. Hasta que, finalmente, decidió publicar un libro, “El convento de la Hoz. Diario de una investigación”, que ha sido recientemente presentado en Sebúlcor y en el que Santa Engracia explica, detalladamente, la labor que ha realizado hasta la fecha. El volumen está dividido en siete capítulos, dedicados cada uno a un archivo, biblioteca o museo al que el autor ha acudido en busca de información sobre este olvidado monumento que se halla en el fondo de una de las hoces que dibuja el río Duratón.
“Su fundación tuvo lugar en 1231, más de un siglo después de que se hubieran establecido a dos kilómetros, aguas abajo, los benedictinos en el priorato de San Frutos”, explica Santa Engracia. Según este autor, la construcción conventual, realizada con limosnas entregadas por vecinos de los alrededores, no debió de ser muy consistente en los primeros siglos, y el amanecer del 7 de septiembre de 1495, estando todos los frailes en el coro de la iglesia, rezando maitines, se produjo el derrumbe de un gran peñasco, llevándose por delante todas las dependencias conventuales, a excepción de la iglesia, por lo que no hubo que lamentar daños personales. En ayuda del convento franciscano acudió la reina Isabel la Católica, que lo reconstruyó y que incluso se reservó para sí misma una celda.
Otras fechas importantes en la historia del convento fueron el año 1565, cuando el rey Felipe II decidió ampliar las dependencias conventuales; y 1680, año en que el convento de la Hoz se convirtió en el primer colegio de misioneros de España. Además de las efemérides, Santa Engracia imagina un convento en el que vivían “cerca de 30 frailes” que, además de orar, cultivaban huertas en las pequeñas riberas del Duratón. Las desamortizaciones del siglo XIX acabaron con la vida en el convento, aunque hasta principios del siglo XX vivió allí una familia de guardeses.
“Desde esta última fecha, el deterioro del convento ha sido constante”, denuncia Santa Engracia, que presenta, en la última parte del libro, fotos del inmueble tomadas en 1970, 1996 y 2003. “Es una lástima...”, añade el autor del libro, que comparte con el presidente de la asociación “Amigos del Convento de la Hoz”, José María Hernández, la necesidad de consolidar los restos existentes y de que el convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz se declare, de manera urgente, Bien de Interés Cultural.
FUENTE:
EL ADELANTADO DE SEGOVIA
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Juan Carlos Santa Engracia bien merece siete años después un reconocimiento público por la entidad local de Sebúlcor,por ejemplo,ofrecerle,de nuevo,el Pregón de San Miguel 2012.O bien,si el pregón está ya decidido, libros firmados por él en las entregas de premios de todos los eventos que,patrocinados por el Ayuntamiento,se organizan en el cartel de las fiestas de San Miguel,el próximo sábado 29 de sept.
ResponderEliminarpersonalmente,recomiendo su libro,diario de una investigación,a todo el mundo.saludos,L.R.