En fechas pasadas hemos tenido la oportunidad de visitar el Taller de Restauración de Segovia en el cual se está restaurando el Retablo de San Benito, perteneciente a nuestra Iglesia Parroquial. Fuimos atendidos amablemente por Graziano Panzieri, que se encuentra al frente de dicha restauración, el cual nos explicó paso a paso cómo se lleva a cabo ésta.
Lo primero, en el caso de retablos pequeños como el que nos ocupa, se procede a su desmontaje general para la restauración independiente de cada pieza por separado. En este punto, Graziano, nos comentó que en algún momento, de los aproximadamente 400 años que puede tener este retablo, se ha desmontado también, puesto que hay piezas cambiadas de su lugar original. Lo curioso es que nos dijo que no habría sido para su restauración profesional, puesto que todas las pinturas se encuentran en su estado original, sin haber sido restauradas en ningún momento.
Al empezar a limpiar la madera de la estructura del retablo le llamó la atención la cantidad de estofados de pan de oro que salían, señal inequívoca de la calidad del retablo y del valor económico que habría supuesto su realización, ya que no olvidemos que el pan de oro no deja de ser una lámina finísima de oro auténtico.
Pero las muestras de la calidad artística de este retablo seguirían produciéndose al proceder a la limpieza de los angelitos que, al encontrarse recubiertos de una capa negra producida por el humo de las velas y la suciedad, parecían no estar pintados, sino estar tallados únicamente de madera. Una vez limpios aparecen una gran cantidad de detalles pintados en ellos, desde los labios y los coloretes de los pómulos hasta infinidad de detalles en las alas. La diferencia entre el antes y el después se puede apreciar en un angelito al cual le falta un trozo por restaurar.
En cuanto a las tablas que se encuentran alojadas en el interior del retablo, en algunas aparecen también grandes cantidades de pan de oro. En las que solamente contienen pinturas el proceso comienza con hacer catas, consistentes en limpiar trozos independientes para ir viendo el resultado. Éstas se pueden observar en la tabla de Sta. Escolástica. El hecho de que no se haya restaurado nunca este retablo es una ventaja puesto que las tablas sólo contienen suciedad, que sale fácilmente con el producto adecuado, y no capas de productos que se hubieran empleado, los cuales habrían complicado esta restauración. El resultado final se puede ver en la de San Pantaleón, que se encuentra restaurada completamente y ya luce en todo su esplendor.
Graziano nos comentó también que, una vez acabada la restauración de este retablo, se comenzaría con la restauración del Retablo de la Virgen del Rosario, que se encuentra en la iglesia, en la pared de la derecha, a continuación del de San Benito, y para el cual también está aprobada la subvención correspondiente. Además, hace poco, ha presentado el proyecto para la restauración del Altar Mayor, aunque éste, en el mejor de los casos, no suele ser aprobado antes de dos o tres años, como ha ocurrido con los dos retablos que nos ocupan, cuyos proyectos fueron presentados en 1991.
CARLOS SANTA ENGRACIA BLASCO
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