Este lagarto ocelado al ver al autor de la fotografía (Fernando, Esca) salió pies ¿para qué os quiero? y con la confusión y los nervios del momento se subió a un enebro, a mitad de éste, se dio cuenta de que no tenía escapatoria y Fernando lo pudo fotografiar a sus anchas.
Para ver las imágenes a mayor tamaño podéis pinchar AQUÍ.
0 Personas han dejado sus comentarios:
Publicar un comentario