Las diminutas vacas que estuvieron a punto de extinguirse y ahora pastan en Segovia: "Son muy dóciles"
El ganadero Olegario Arranz tiene la mayor ganadería de vacas Dexter de España en las afueras de Sebúlcor: "Tardé dos años en traerlas desde Dinamarca"
“Son más buenas... asustan de primeras porque son pequeñas y bajitas y parecen bravas, pero las puedes tener muy a la mano”. Olegario Arranz, ganadero, va saludando con cariño a cada una de sus vacas: Fátima, Rocío, Genoveva, Paciencia, Constancia, Adela, Bernardo... “Le he ido poniendo el nombre del santoral por el día que nacían”, revela a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el dueño de la mayor ganadería en España de la raza Dexter, que pace tranquilamente frente a un pinar de la meseta segoviana, en las afueras de Sebúlcor.
Originarias del sudoeste Irlanda y de pelo corto y fino, a las Dexter se las conoce como las “vacas enanas” por su limitada altura ya que, pese a que son largas, apenas llegan a alcanzar los 110-115 centímetros. El peso medio de las vacas adultas es de 300 kilos, aunque los toros bravos pueden llegar a los 400 kilos.
“Las encontré un día buscando en internet algo para llamar la atención. Me costó casi dos años traerlas por la burocracia y el papeleo. Aunque son las de Irlanda, vacas Dexter puras, las compré en Dinamarca. Esta raza estuvo en peligro de extinción a nivel europeo”, explica con orgullo Olegario sobre cómo la raza casi se llegó a perder en Irlanda pero gracias a que fue exportada pudo volver a reintroducirse.
Vaca de los pobres
Pese a que está presente en varios países europeos, no hay muchas ganaderías amplias de esta raza, originaria de montaña, muy resistente y con gran adaptabilidad a diferentes tipos de terrenos. Es una todoterreno. Puede comer hierba, forrajes, malezas y cardos. “Se la llama la vaca de los pobres porque come poco, menos que las grandes, y una vaca te alimenta una familia, porque te da 200 kilos de carne en canal y de cinco a nueve litros de leche al día. De pienso no toma nada, muy poquito”.
Olegario pasea con tranquilidad por el prado, limitado por pastores eléctricos, y que es rotatorio, ya que mañana lo cambiará a la finca del al lado. Es esta zona de Segovia, al lado de las Hoces del Duratón, muy rica en todo tipo de vegetación, lo que hace que sea el lugar idóneo para el ganado tenga buena alimentación y se reproduzca con facilidad [se calcula que una hembra puede tener entre ocho y diez terneros en su vida].
“Aquella me tiene preocupado, lleva dos días regular”, señala sobre un ejemplar que se distancia del grupo el ganadero, que compró dos hembras y un macho en 2014 y ahora tiene 57 cabezas. El macho, que sí es cierto que da un poco de miedo, se llama Olegario y muge cuando su dueño le rasca el lomo. “Quiero quitar un lote de 18”, informa Olegario, que explota principalmente la carne del animal, que es ”muy buen ya que infiltra mucho y la leche es más digestiva. La carne es como en el jamón el jabugo”.
De hecho, cortes de la carne los suele ofrecer en el restaurante que regente en el pueblo, Olegario's Tabern, con “muy buena acogida” entre los clientes y entre los turistas que las ven, ya que “llaman mucho la atención y luego son muy manejables. Son muy cariñosas. Las puedes coger con las manos y son muy dóciles”.
FUENTE:
EL PERIÓDICO DE ESPAÑA
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