Aquí os dejo un texto extraído del folleto "Sebúlcor. Puertas de las Hoces del Duratón. Senda del Arroyo de las Fuentes", sobre todo para todos aquellos que visitan nuestro pueblo. Es un recorrido que partiendo de Sebúlcor se adentra por el arroyo del Charco Redondo en el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón hasta llegar a La Molinilla.
Salimos de Sebúlcor por el camino de la Lastra que se dirige al Convento de la Hoz, al inicio del cual podemos observar un antiguo potro de herrar y el tronco del “Pino Churro”, así llamado por su extraña forma. Continuamos por el camino unos metros hasta pasar la primera curva. Antes de cruzar un pequeño puente giramos a la derecha donde se inicia el camino que continua junto al cementerio hasta enlazar con otro asfaltado al que nos incorporamos. Continuamos a la izquierda hasta que, a escasos metros, tras finalizar el asfaltado, cogemos la rodada que sale a nuestra izquierda, sin sobrepasar una pequeña nave. El camino se hace más visible a medida que nos introducimos en el pinar y el paisaje comienza a cambiar. El paso se dificulta por las arenas que cubren el suelo. Son arenas silíceas acumuladas durante el Cuaternario y movilizadas por la acción del viento cubriendo una extensa zona sobre la que se asientan numerosos pinares.
Continuamos caminando arropados por el aroma a barrujo. Cruzamos el primer cortafuego de los que nos encontraremos en el recorrido. Unos pocos metros más adelante cruzaremos otro cortafuegos, continuando el camino de frente. Pinos, enebros, tomillo y cantueso son el matorral que acompaña al pinar. Por el suelo se ven los potes en los que se recoge la miera (resina) procedente del tronco del pino resinero (Pinus pinaster). A pocos metros de aquí se encuentra el Mirador de la Encina. Junto a él podremos disfrutar de la maravillosa panorámica que se extiende hacia la tierra de pinares surcada por el arroyo del Charco Redondo a nuestros pies. El silencio se rompe por el canto de carboneros, rabilargos u el picoteo incesante del pico picapinos. A lo lejos se distingue la silueta de un buitre leonado que regresa al posadero, al amparo de la roca. Con mirada atenta y en silencio, se puede observar el vuelo de otras rapaces como el milano real, milano negro, ratonero, águila calzada, alimoche o la escasa águila real. Regresamos al camino para continuar nuestro recorrido que, a pocos metros, comienza a descender bruscamente. La copa redondeada de algún pino piñonero y el tronco grisáceo del pino salgareño alternan con la corteza rojiza y labrada del pino resinero. Descendemos por la ladera y tras cruzar un antiguo arroyo nos incorporamos al camino para continuar hacia la izquierda. A pocos metros se distinguen los muros de una casa junto a la cual debemos pasar. Poco después, y tras cruzar el arroyo, giramos a la derecha y nos encaminamos hacia el río Duratón. Los cortados calizos van aumentando de tamaño a medida que nos adentramos en la chopera. Nos encontramos en La Molinilla. A la izquierda, pegado a la roca, se situaba un viejo molino del que hoy solo quedan las ruinas. Si continuamos el camino hasta acercarnos al cauce llegaremos a la antigua presa que abastecía al molino.
Para realizar el camino de regreso deberemos retroceder sobre nuestros pasos hasta sobrepasar la casa. A nuestra derecha vemos la rodada de un camino por la que llegaremos al margen del Arroyo del Charco Redondo que nos servirá de guía para regresar al lugar de partida. Nos acercamos lo máximo posible al cauce y continuamos agua arriba. Sauces y chopos se alternan con los pinos que bajan a saciar su sed hasta el lecho del arroyo. Enseguida aparece el carrizo cubriendo el cauce y dando cobijo a lavanderas, mirlos, carriceros, petirrojos, pinzones y otras aves. A nuestra izquierda varios cortafuegos bajan desde el pinar.
Poco a poco el camino se transforma en vereda alternando pequeñas subidas a la ladera con suaves descensos hasta el arroyo. Helechos comunes y espadañas se entremezclan con el carrizo, trepando incluso por las laderas arenosas. En este tramo se encuentran algunas fuentes escondidas entre la vegetación y apenas distinguibles. En los últimos años personas como Tasín y Jesús han remondado (limpiado) estas fuentes que de no ser por ellos estarían perdidas. La Fuente del Sorbo, la Fuente Manabrazos o la Fuente Fresca son algunos ejemplos.
Continuamos junto al arroyo, aunque en los periodos de grandes crecidas nos veremos obligados a caminar pegados a la ladera. Una última curva pronunciada entre carrizos y espadañas nos conduce al último tramo del recorrido. Desde aquí se identifican algunas dunas fijadas por las raíces fuertes y retorcidas de los pinos cuyos troncos se tumban sobre la arena. Una plantación de chopos se extiende por el valle del arroyo. El sendero continua hasta la base de una duna fijada, desde aquí ya veremos el muro del cementerio. Subimos por uno de sus márgenes y regresamos al camino asfaltado, estamos de nuevo en Sebúlcor.
Salimos de Sebúlcor por el camino de la Lastra que se dirige al Convento de la Hoz, al inicio del cual podemos observar un antiguo potro de herrar y el tronco del “Pino Churro”, así llamado por su extraña forma. Continuamos por el camino unos metros hasta pasar la primera curva. Antes de cruzar un pequeño puente giramos a la derecha donde se inicia el camino que continua junto al cementerio hasta enlazar con otro asfaltado al que nos incorporamos. Continuamos a la izquierda hasta que, a escasos metros, tras finalizar el asfaltado, cogemos la rodada que sale a nuestra izquierda, sin sobrepasar una pequeña nave. El camino se hace más visible a medida que nos introducimos en el pinar y el paisaje comienza a cambiar. El paso se dificulta por las arenas que cubren el suelo. Son arenas silíceas acumuladas durante el Cuaternario y movilizadas por la acción del viento cubriendo una extensa zona sobre la que se asientan numerosos pinares.
Poco a poco el camino se transforma en vereda alternando pequeñas subidas a la ladera con suaves descensos hasta el arroyo. Helechos comunes y espadañas se entremezclan con el carrizo, trepando incluso por las laderas arenosas. En este tramo se encuentran algunas fuentes escondidas entre la vegetación y apenas distinguibles. En los últimos años personas como Tasín y Jesús han remondado (limpiado) estas fuentes que de no ser por ellos estarían perdidas. La Fuente del Sorbo, la Fuente Manabrazos o la Fuente Fresca son algunos ejemplos.
Texto extraído del folleto:
Sebúlcor. Puertas de las Hoces del Duratón
© Ayuntamiento de Sebúlcor
© Tuco Naturaleza y Patrimonio S.L.
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